lunes, 21 de octubre de 2013

Oro Blanco

por Natalia Morales

Los niños escolares parecen reclamar algo. Levantan los carteles bien alto donde están escritas sus demandas. Las miradas firmes transmiten  convencimiento de la acción que vienen realizando. Son niños, pero saben lo que quieren. Una de las pancartas sostenidas por dos de ellos clama justicia. ¿Para quienes? Alexis, es quien mira a un costado y sonríe. Su madre, una mujer luchadora, Dora.

Dora de chica comenzó a trabajar, como muchas niñas pobres de su edad,  limpiando las haciendas de los patrones que se enriquecían con el Oro Blanco, llamado así a la producción del algodón. La búsqueda de un mejor trabajo la reubicó de joven, en la tarea de ama de llaves y cuidados en la mansión de Paolo Alberzoni, dueño de la empresa textil más grande del Paraguay, Manufacturera El Pilar S.A. Es así que en la propia mansión, en plena dictadura militar, Dora debió servir a Alfredo Stroessner, a quién le tenía un profundo odio por ser el responsable de la persecución política de su padre, un dirigente campesino, que debió exiliarse en la Argentina.

Tiempo después, una gran inundación afecta a Pilar y Dora, junto a su pareja, un obrero textil, debieron ser evacuados. Viajaron a Formosa,  donde nació el pequeño Alexis. Al volver al pueblo en Paraguay, consigue un trabajo como cocinera en una congregación de curas.
El fin de la dictadura empezaba a palparse a fines de los 80 y Dora fue parte de los descontentos y movilizaciones fabriles y de campesinos del lugar. Es así que denuncia fuertemente la situación que vivían los campesinos, quienes eran traídos por los curas a los algodonales, se quedaban con parte de lo que cosechaban e incluso abusaban de quienes se hacían seminaristas. Las denuncias no fueron gratuitas y Dora y sus hijos sufrieron atentados en su casa y hasta el cerco del partido donde militaba de manera clandestina. Tiempo después parten hacia la Argentina en busca de mejores condiciones de vida.

La foto fue sacada unos meses después de la caída del dictador Stroessner. En ese contexto Dora junto a maestras rurales participan activamente de la movilización de niños de la Escuela Divino Redentor, que formaba parte de la congregación donde trabaja“Ya de chiquito Alexis andaba apoyando las luchas de los trabajadores. En Pilar, Paraguay, reclamando para que empiecen las clases los niños cosecheros de algodón, quienes eran llevados a los campos a trabajar y no podían estudiar a la par de los chicos del pueblo”, comentaba Dora hace uno pocos meses después de 25 años.  "Hermoso recuerdo, mi primera marcha. Dora Franco, vos organizabas esos líos en la fábrica pueblo de Pilar, tanto que si bien había pasado la dictadura, nos tuvimos que ir por tus luchas. ba. Gracias por enseñarme a combatir en cualquier momento adverso y ante cualquier injusticia cometida, en cualquier lugar del mundo. Me acuerdo de las aulas despobladas de compañeritos en época de la cosecha del oro blanco. Lamentablemente la situación se mantiene vigente aún. Seguiremos peleando por el fin de la explotación del hombre por el hombre…” respondía Alexis, a quién conocemos como Coco ante el comentario de su madre.
 
Hoy, al conmemorar el día de la madre en la Argentina, que más que destinar estas palabras y así hacer conocer la vida de esta gran mujer luchadora y del vínculo construido con su hijo, otro gran combatiente contra este sistema, ambos militantes del PTS.
 


miércoles, 16 de octubre de 2013

DESPIERTA

por Natalia Morales

Un bebé qom muere en el Chaco.
La incubadora precaria defectuosa lo quema.
Lo asesina este sistema.

¿No te altera?

Seis lámparas fluorescentes.
Una frazada.
Una estufa.
Todo está previsto para que fallezca.

Anuncios inminentes.
Ejecuciones que avanzan.
Cuando las víctimas callan.

Otro bebé qom muere en el Chaco.
La desnutrición socaba sus venas.
Lo asesina este sistema.

¿No te altera?





sábado, 12 de octubre de 2013

CONQUISTA



Por Natalia Morales

Cruz y espada se abalanzan sobre mí,
la vergüenza gana circunstancias.
Me conquista cuando distraigo.

Piel morena que delata.
Antepasados que reinciden,
cuando la negación se impone.

Miradas despectivas,
maltrato reiterado,
flechas disparadas

Cuerpo que sangra…

Burlas y cantos,
insultos, asesinatos,
Flechas disparadas

Cuerpo que sangra…

Batallo contra mí,
logro reconocerme,
me busco entre mis pares.

Comprendo ahora,
somos muchos los  envueltos,
en particularidades que son norma.

Persecución  en los barrios,
Los peores trabajos,
Migración forzada.

¿Hasta cuándo?

La vergüenza ya no está,
la bronca nos carcome,
la posibilidad es concreta.

Nuestras voces multiplican,
confianza que consolida.
Nuestra conciencia es potencia.

Momento decisivo,
de quebrar estos  yugos
de forjar una nueva América.

Sin esclavos, ni cadenas…

Sin esclavos, ni cadenas…