jueves, 8 de mayo de 2014

TU MANO VALE MUCHO / huelga docente en Salta


por Natalia Morales

“…Cuando comenzamos con esta lucha nos decían que  no se iban a abrir las paritarias, que las paritarias son  en octubre. Como nosotros fuimos creciendo, nos dijeron que las paritarias se van a abrir en junio. Como nosotros seguimos creciendo, nos dijeron que no podían hablar con nosotros porque no tenemos personería jurídica. Pero nosotros seguimos creciendo y entonces dijeron que iban a ver e hicieron una propuesta. Los delegados dijeron que no iban a tomar decisiones porque la toma la asamblea, y a la media hora salió un parte de prensa del gobierno con el decreto por el 5% de aumento. Y nosotros seguimos creciendo… Así fuimos corriendo las paritarias… sino teníamos que esperar hasta octubre…” Resuenan todavía en mi cabeza las palabras contundentes de Silvia, maestra de la zona oeste de la capital salteña quien se prestaba a conversar conmigo en medio de un tumulto de maestros de distintos puntos de la provincia que se aglutinaban en el acampe realizado por los Docentes Unidos en la plaza principal de la capital salteña.  Así los feriados, fines de semana, y las tardes luego de salir del trabajo, sirvieron para garantizar nuestra solidaridad activa desde otras provincias hacia los docentes que daban una tenaz lucha. Cada intercambio con sus protagonistas en la plaza, marchas y asambleas aportaron a conocer de lleno como se fue forjando de manera consciente y desde las bases, un proceso democrático, que no fue rápido: pasaron siete años después de la lucha docente del 2005 y del 2007. Varios fueron reprimidos, perseguidos, vivieron la traición de los dirigentes sindicales y padecieron los descuentos de días de huelga durante el gobierno menemista de Romero. Sin embargo, sacaron lecciones, rompieron nuevamente el miedo al “no te metas” y volvieron a organizarse para romper el techo salarial impuesto por Urtubey, para recuperar lo perdido y contra el ajuste económico de Cristina  “…Esta asamblea es honorable hasta en los términos en que se maneja. Hay un respeto. Un solo dialogo. El gobierno busca algún referente. Todos piden que hable con la asamblea. Nosotros los que somos delegados, solo vamos a escuchar. Llevamos los que las bases nos piden a nosotros. Nosotros traemos la oferta del gobierno. Y en la asamblea se vota si se acepta o no…” reafirma Omar, luego de haberme presentado a sus compañeros de trabajo que estaban debatiendo dentro de la carpa cuya entrada decía “Cerrillos”. Sin embargo los que no acatan a las bases se cuelan y esperan la hora de la traición. Las lecciones tuvieron que ser puestas nuevamente en práctica para superar, nuevamente, no solo a la burocracia sindical que pactó desde el inicio ADP-Baradel/CTA Yasky, sino a los que entregaron la lucha en el camino junto a dirigentes sindicales como Gamboa del SITEPSA/CTA Micheli. “Los delegados se prueban con la lucha y el método de la asamblea”, dice una maestra que toma el micrófono mientras se presentan ante la multitud docente los nuevos delegados elegidos luego de revocar a los que no cumplieron. Esta primera batalla duró 35 días. Al calor de una forma de organización democrática desde las bases, en las escuelas y departamentos los docentes lograron parar la ofensiva de todos los que se abalanzaron contra las condiciones salariales y laborales de los docentes en Salta, así como también, conquistar varios puntos de sus reivindicaciones y el reconocimiento como asamblea ante la patronal.
 “Tu mano vale mucho. No son ellos los que deciden. Es la asamblea soberana de los docentes…”
Esas manos, firmes ahora, luego de dar la primera batalla, podrán entrelezarse y agruparse. Ser palmas que reflejen un polo combativo en Salta y en todo el país, que enfrente a las manos negras de los Gamboas, Argañaraces y Baradeles, y defender así, la democracia de las bases que luchan.

Una nueva tradición se va forjando, recuperando las bases de quienes fueron parte sustancial del clasismo en el norte del país, quizás muchos sin conocerlo, con el desafío de consolidarlo y expandirlo. Afirmando los hilos que arman la trenza de nuestra historia. 

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